Cuidado alérgicos: la primavera ya está aquí

Tras un invierno frío y algo lluvioso, llega la ansiada primavera, (aunque parezca resistirse) época de quitarse capas de ropa y de clarear el color de las mismas, así como de empezar a salir más a la calle a pasear o a hacer deporte de cara a la “operación bikini” del próximo verano.

 
Para unos, los no alérgicos, la primavera serán los meses de las flores, del romanticismo y del amor, mientras que para los alérgicos serán los meses de los estornudos, del picor de ojos y del ahogo.

 
El polen es una partícula que producen las plantas y que tiene un papel biológico: transportar gametos masculinos desde los estambres hasta el órgano encargado de recibirlo para que se produzca la fecundación en las plantas. Según el agente encargado de realizar este transporte tenemos plantas de polinización anemófila (por viento), zoófila (por animales) o hidrófila (por agua). El polen alergénico es el que proviene de las plantas de polinización anémofila. Los granos de polen son los portadores de los alérgenos, que son las sustancias responsables de desencadenar las reacciones alérgicas.

 
Desde primeros de año todos los pacientes polínicos me hacen la eterna pregunta: “Doctor, ¿esta primavera como vendrá?¿se sabe algo de si va a ser mala?” Es muy buena pregunta, porque su presencia en la atmósfera es un fenómeno natural que está condicionado por la floración de las plantas productoras. Ese polen permanece durante un tiempo en la atmósfera, y ahí es cuando impacta en la salud, porque es cuando se respira y hace que una primavera sea buena o mala dependa de diferentes factores, los cuales voy a tratar de explicar:

 
Por un lado, están los factores previos a la primavera: se dice que una abundancia previa a la primavera de lluvias favorece una mayor producción de plantas y, por tanto, una mayor producción de polen, pero estos factores son modificados por los factores propios a la primavera.

 
– Dentro de los factores propios de la primavera, se incluyen los cambios meteorológicos del tiempo: para que haya emisión de polen, tiene que haber una temperatura y luminosidad determinada, y para que bajen los niveles de polen o que el polen haga su cometido en las plantas o que llueva, porque un aumento brusco de las temperaturas producirá una emisión intensa de polen (si es intensa en zonas llanas y valles, y si es muy intensa en montañas), pero la lluvia arrastra y deposita en el suelo las partículas polínicas del aire y los niveles del polen en la atmosfera descenderán bruscamente, por lo que una primavera de días muy calurosos y lluvias intermitentes haría que los polínicos tuvieran menos síntomas.

 
– Por otro lado, hay muchas especulaciones acerca de la influencia de la contaminación en los niveles de polen: de momento, lo único confirmado es que los pólenes son más agresivos por la influencia de la contaminación ambiental, la cual hace que las plantas y los árboles se tengan que defender de estos agentes agresivos, y lo hacen mediante la emisión de pólenes más resistentes al medio hostil donde viven. Hay teorías acerca del aumento de polinización según los niveles de contaminación, pero no están del todo confirmadas en la actualidad.

 
Y una última característica de la polinización, y no por ello menos importante, es que los niveles de polen son más altos a primera hora de la mañana y a última hora de la tarde (cuando hay menos luminosidad y menos calor, para favorecer la actividad de las abejas). Es por ello que es recomendable salir y realizar actividades al aire libre a estas horas, (otra pregunta bastante frecuente en esta época: “¿Puedo hacer deporte?”: mi recomendación: sí, pero no en las horas de más alta polinización, tomando medicación previa al deporte y en lugares cerrados tipo gimnasios).

 
Ya por último, cómo prevenir los síntomas de la polinización:

 
– Medidas barrera: el empleo de mascarilla, gafas de sol, etc. son medidas relativamente útiles para reducir la intensidad de los síntomas.

 
– Tratamiento médico: la toma de antihistamínicos (los hay que no dan sueño y que no engordan) junto con colirios, sprays nasales e inhaladores son los tratamientos sintomáticos necesarios de ser conocidos por todo paciente alérgico.

 
– Inmunoterapia (vacunas): una buena historia clínica y un buen diagnóstico hace que los alergólogos podamos recomendar a los pacientes la administración de vacunas, las cuales van a conseguir modificar el curso de la enfermedad mediante la adaptación del sistema inmune para que deje de reconocer al polen como algo extraño y tengan menos síntomas (o ningún síntoma).

 
Hay muchas personas que tienen tantos síntomas que, incluso, llegan a abandonar sus casas el máximo tiempo posible durante la primavera para ir a sitios costeros (la mayor humedad del aire hace que el polen pese más y caiga antes al suelo, produciendo menos síntomas). Desde mi punto de vista, un buen tratamiento médico y una buena vacuna puede prevenir estas emigraciones temporales.

 

Dr. Ignacio García Nuñez. Alergólogo. Experto en manejo y tratamiento de asma bronquial.