Ozonoterapia

La ozonoterapia es la técnica que utiliza el ozono como agente terapéutico, bien por su alta capacidad oxidante y de cicatrización, o bien como medio de activación de ciertas proteínas y células del sistema inmune sanguíneo.

La ozonoterapia es la administración de ozono en el organismo con fines terapéuticos ya sea como tratamiento único o como terapia complementaria en las siguientes patologías:

  • Artrosis de Rodilla y Cadera
  • Hernia de Disco
  • Dolor de Espalda y Lumbalgia
  • Secuelas Poliomielitis
  • Fibromialgia Reumatica y Síndrome de Fatiga Crónica
  • Úlceras y Retardos de Cicatrización
  • Arteriosclerosis Cerebral y Periférica
  • Tratamiento de Apoyo en Oncología
  • Lesiones Deportivas
  • Prevención y Tratamiento de las Complicaciones de la Diabetes

La infiltración de ozono está indicada después de que el tratamiento conservador con control del dolor mediante reposo, fármacos analgésicos, antiinflamatorios y rehabilitación haya sido realizado y la persona continúe con dolor y molestias. La ozonoterapia periarticular o intrarticular debido a su acción analgésica y antiinflamatoria puede aliviar de forma importante el dolor, disminuir la inflamación sin efectos secundarios y puede potenciar el proceso de cicatrización. El riesgo de necrosis y de debilitamiento del tendón no existe en el caso de las infiltraciones con ozono pudiéndose realizar sin ningún tipo de riesgo para el paciente. En contrapartida la respuesta al tratamiento con ozono suele ser algo lenta.

La ozonoterapia es la administración de ozono en el organismo con fines terapéuticos ya sea como tratamiento único o como terapia complementaria en las siguientes patologías:

  • Mejora el metabolismo del oxígeno, aumenta la elasticidad de los glóbulos rojos en su paso por los capilares, mejorando el transporte de O2
  • Efecto vasodilatador
  • Modulador inmunológico
  • Efecto antioxidante o anti estrés
  • Efecto analgésico y antiinflamatorio
  • Efecto Anti-infeccioso

Algunas dolencias relacionadas con el deporte, en las que se acorta el periodo de recuperación son:
Trastornos discorradiculares; esguinces; pubalgias; bursistis; tendinitis; infecciones oseas (osteomielitis); periartritis; fracturas; fibromialgia; lesiones deportivas resistentes a tratamientos habituales como codo de tenista y golfista, etc.