Cristina Lara

Cristina Lara (Barcelona, 1995) es una de las referencias indiscutibles de la velocidad española. Ha sido hasta seis veces campeona absoluta nacional en pruebas de 60, 100 y 200 metros. Con la Selección Española consiguió un histórico oro en el relevo 4×100 en el Campeonato de Europa sub-23. Y es una de las integrantes del relevo que posee el récord de España del 4×100 logrado en 2018. Este palmarés se complementa con múltiples medallas en categorías inferiores y numerosos reconocimientos. A destacar que en 2016 fue nombrada mejor Atleta española sub-23.

Esta barcelonesa supo desde muy joven que la velocidad era lo suyo. Con la misma rapidez con la que corre logró hacerse un hueco en la élite de los 100 metros. Y es que a los 17 años ya rozaba el pódium nacional absoluto. Pero esta espectacular trayectoria se vio parcialmente interrumpida durante un año por una lesión de rodilla en 2019. Pero ni este contratiempo la ha frenado. Haciendo gala de su espíritu luchador ha cogido impulso de este bache para volver a asentarse en los primeros puestos de la velocidad española. Hablamos con Cristina sobre todo este proceso, sus inicios, sus entrenamientos y sus objetivos.

-salud+deporte: Para quien no le conozca, ¿cómo podemos definir a Cristina Lara?

-Cristina Lara: Velocista, luchadora y risueña. A mí también me gusta presentarme como trabajadora social.

-¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del atletismo?

-Conocí el atletismo en el colegio. Desde infantil, una vez al año, hacíamos jornadas atléticas y realizábamos algunas pruebas de atletismo. Ya desde pequeña destacaba en ellas y me llevaba todos los récords del colegio. Mi profesora me habló sobre el atletismo y que me podía apuntar. Pero mi madre inicialmente no estaba muy de acuerdo y me apuntó a ballet, donde muy a pesar de mí, estuve durante un año. Al final me dejaron probar en atletismo y ahí llevo desde los diez años.

-¿Cuándo vio que era una posibilidad dedicarse profesionalmente a este deporte?

-En torno a los 15 o 16 años, que es cuando empecé a hacer las mínimas de los campeonatos internacionales. Mis primeros años eran realmente jugando al atletismo. Me encantaba porque me lo pasaba muy bien entrenando, no porque quizás compitiera superbién. En mis primeros años me costó desarrollarme más que otras chicas de mi edad, y en mi primer Campeonato de España ni me clasifiqué. En el segundo no pasé de las eliminatorias. Ya en el tercero quedé cuarta y empezó todo más rodado, coincidiendo con que empecé a desarrollarme.

-¿Tiene algún referente en el mundo del deporte?

-Siempre me he fijado mucho en Allyson Felix porque es una velocista que, a priori, no se la ve supermusculada, superfuerte… Mi anatomía es así, soy más delgada que superfuerte y siempre me ha gustado muchísimo.

-Al igual que otros muchos deportistas ha tenido que compaginar su carrera con los estudios. ¿Cómo lo ha llevado?

-Fácil no es. Pero desde pequeña mis padres me han inculcado mucha planificación y organización y al final esa es la clave del éxito. Siempre he sido una persona que ha intentado sacar su mejor versión en todo. Además, soy supercompetitiva. Tengo un hermano de mi edad y nosotros competíamos en el colegio para ver quién sacaba mejor nota. Siempre he intentado llevar los estudios al día, me gradué en cuatro años. Diría que todo ha sido planificación y organización. Los fines de semana, en vez de quedar tanto con los amigos, pues me quedaba estudiando.

-Y en la actualidad, ¿hay algo que especialmente le cueste un gran esfuerzo?

-Quizás lo que me cuesta ahora más es intentar compaginar un poco de trabajo, seguir estudiando, entrenar… Cuando estás en etapa universitaria, estudias y entrenas, no tienes otra cosa que hacer, vives en casa de tus padres… Pero cuando ya sales del ‘nido’ y tienes que pagar facturas y trabajar, todo es más complicado.

-Defiende siempre que puede que el atletismo puede ser un motor para el desarrollo de los jóvenes…

-Para mí lo fue. Soy defensora del atletismo y del deporte como herramienta social. En mi cabeza me encantaría llevar a cabo proyectos utilizando el deporte. Estoy dentro de la Comisión de inclusión y diversidad de la Real Federación Española de Atletismo, con la que intentamos llevar a cabo proyectos y establecer normativas que vayan a favor de la infancia.

-Por su formación universitaria -es trabajadora social-, no me equivoco si digo que le encanta ayudar a los demás…

-Sí. Pero más que ayudar, es acompañar. No lo veo como ayuda porque si dices que quieres ayudar a los demás te posicionas en una posición superior a él y no es así. Es acompañarlo. Cada persona es totalmente capaz de ayudarse a sí misma. Solo hay que darle pequeñas claves.

«Tengo

el corazón

partido entre

los 200 y

los 100 metros»

Entrenamientos

-¿Cómo es un día de entrenamiento suyo?

-Yo entreno por las mañanas todos los días, de lunes a sábado si no compito el fin de semana. Empiezo sobre las diez y puedo acabar a las doce o a la una.

-¿Cuál es la clave para ser una buena velocista?

-No solo una buena velocista. Para ser un buen deportista hay que ser muy comprometido con lo que haces. Tienes que ser muy fuerte mentalmente. A lo largo de mi carrera deportiva he quedado seis veces campeona de España. Siempre he pensado que quizás había otras atletas que tenían mejores condiciones físicas que yo. Pero también deben reunirse las mentales en ese momento. Eso lo es todo. No te puedes convertir en un buen deportista si no eres capaz de sacrificar ciertas cosas de tu vida.

-La alimentación, el descanso o la prevención serán aspectos importantes a los que debe prestar atención, ¿no?

-Cuando me lesioné, cogí conciencia real de la importancia de cuidarse, de la prevención de lesiones, de ya no solo hacerte masajes o curarte cuando te duele algo. En este sentido tengo que decir que estoy encantadísima de formar parte de la familia Beiman, que me ha dado esta oportunidad. Al final, vivir del deporte es muy complicado y se agradece mucho que haya clínicas tan potentes que intentan ayudar a los deportistas.

-A veces hay ciertos cambios que son duros pero necesarios para dar un impulso hacia delante. ¿Se puede definir así, quizás, el cambio de entrenador y de lugar de entrenamiento que realizó en 2020?

-Siempre he pensado que la vida está compuesta por etapas. A veces se necesitan unos aires nuevos porque te llenan de motivación, de ganas, de ilusión, de conocer a personas que te pueden aportar otras cosas. Yo ya llevaba siete u ocho temporadas con el mismo entrenador, hacía cinco que vivía en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (Barcelona), tuve ese año de lesión muy fuerte y necesitaba aires nuevos. A mí Andalucía siempre me ha gustado, estaba el grupo al que pertenezco -Fuertes y rápidos-, que siempre me había llamado la atención. Vi que era el momento adecuado para hacer ese cambio y estoy encantada de haberlo hecho. Mi vida cambió radicalmente. Pasé a estar lejos de mi familia, en un piso, a tener que trabajar, a hacérmelo todo yo. Fue un cambio radical pero muy motivante. Y el 2021, después de estar un año completamente parada, no fue nada mal.

Carrera

-De todos sus logros, ¿cuál es el que recuerda con más cariño?

-Cuando quedamos campeonas de Europa del relevo sub-23 (2017, en Bydgoszcz, Polonia). Obviamente quedar campeones de Europa es increíble pero sobre todo por cómo lo vivimos. No éramos favoritas pero la confianza y el poder del equipo nos llevó a lo más alto. Fue muy bonito y lo recuerdo de manera muy espectacular.

-Siguiendo con este tema, forma parte del relevo del 4×100 que posee el récord de España. Supongo que eso es un motivo de orgullo, ¿no?

-Totalmente. Aunque tengo que decir que recuerdo esa competición (Juegos del Mediterráneo de Tarragona 2018) como una de cal y otra de arena. Yo ese día hacía la última posta y recuerdo que en la recta final iba por delante de Francia pero la velocista gala era espectacular. En la entrada justo se metió delante mía y, claro, mis compañeras estaban muy felices porque habíamos hecho récord de España y, aunque yo estaba feliz, una parte de mí estaba muy enfadada porque me habían adelantado en los últimos metros.

-Ya ha mencionado en alguna ocasión que ha sufrido una grave lesión. ¿Qué le sucedió exactamente?

En 2019, en un entrenamiento noté algo raro en la rodilla. A partir de eso fue a más. Yo seguí compitiendo aunque a medio gas porque era imposible. Tenía mucho dolor a nivel de cartílago hasta que llegó al punto en el que iba andando y la pierna me fallaba. Me molestaba, tanto durmiendo como en mi vida normal, no solo entrenando. A veces, el error de los deportistas es que miramos hacia otro lado y queremos seguir y seguir. Quizás, si hubiera parado a tiempo, no se hubiera liado tanto. Después de infiltraciones, de ácido hialurónico, de factores de crecimiento… me fui a un traumatólogo del FC Barcelona y me dijo que tenía el cartílago muy mal y que me recomendaba la operación. Cuando abrieron vieron que tenía una úlcera en el cartílago.

-¿Cómo fue la recuperación?

-Me pusieron un gel de colágeno que está hecho de células de rata que actúa como almohadilla. Inicialmente me dijeron seis meses de baja pero luego se convirtió en un año de recuperación. Esos meses fueron muy dolorosos porque a mí me seguía molestando, no lo entendía, no veía el fin. Pero después de mucho trabajo, mucho fortalecimiento, mucha readaptación, junto con el trabajo del fisioterapeuta, pues a día de hoy no tengo mi rodilla al 100% pero la tengo al 95%. Me permite hacer absolutamente todo y entreno en condiciones normales.

-Ha mencionado incluso que ha logrado sacar cosas positivas de ese periodo…

-En la vida, de todo se pueden sacar conclusiones positivas y negativas y hay que aprovechar estos momentos para aprender, conocerte a ti mismo, adaptarte. Era un escenario en el que no me había movido nunca. Había tenido alguna pequeña lesión pero sin importancia. Esta lesión grave me enseñó la importancia de la prevención, de escucharte a ti mismo, de no mirar a un lado cuando algo duele.

Futuro

-En alguna entrevista he leído que se obsesionó en sus inicios con los resultados, ¿qué le llevó a cambiar esa mentalidad?

-Antes me lo tomaba muy en serio e incluso me agobiaba con los entrenos y las competiciones. Si no me salían bien me venía muy abajo. Gracias a mi amiga Irene conseguí cambiar eso y verlo de otra manera. Está claro que el deporte te puede ayudar mucho pero hay otras cosas en la vida. Yo hago esto porque disfruto pero no lo tengo que ver como una obligación. A mí me gusta sufrir y hacer los entrenos. Esa sensación que te da acabar un entrenamiento pocas veces la sientes en otras cosas y por supuesto, las competiciones podrán salir mejor o peor pero tú tendrás que estar contento y orgulloso de lo que has hecho.

-Ha hablado de entrenamiento pero, en competición, ¿se puede disfrutar?

-Lleva muchos años dedicada al atletismo. ¿Se logra mantener la motivación temporada tras temporada? ¿Cómo se hace?

-Eso es lo complicado. No es nada fácil. Las motivaciones y los aspectos psicológicos los mantengo gracias al psicólogo deportivo, que para mí es una pieza imprescindible dentro de mi equipo. Al final es intentar superarte a ti mismo con ilusión, de lo que me da este deporte mucho más allá de los éxitos o de los objetivos no conseguidos.

-¿Cuál es su sueño en el mundo del atletismo?

-Mi sueño siempre ha sido ser olímpica. Y ahí sigo intentándolo.

-¿Qué consejo le daría a una persona que se esté iniciando en este mundo?

-Que disfrute del camino, de las relaciones sociales, de conocerse a sí mismo, del mejorar poco a poco. Y que no se obsesione con conseguir grandes metas u objetivos.