Radiofrecuencia

Consiste en la introducción de una aguja (cuya punta genera calor ) hasta llegar a un nervio para lesionarlo y lograr así una disminución del dolor en la zona inervada por el mismo.

Consiste en la introducción de una aguja (cuya punta genera calor) hasta llegar a un nervio y lograr así una disminución del dolor en la zona. Existen dos tipos de radiofrecuencia, convencional y pulsada.

Radiofrecuencia convencional:
En este tipo de radiofrecuencia se lesiona el nervio completamente, quemándolo” a 80 grados, lo que produce una desaparición del dolor. Este tipo de radiofrecuencia solo se puede utilizar en nervios que son sensitivos (como los ramos medios para artrosis cervical y lumbar), no motores, para no alterar la motricidad de la zona inervada.

 

Radiofrecuencia pulsada:
En este tipo de radiofrecuencia no lesionamos el nervio (la punta de la aguja alcanza temperatura de 42 grados), sino que producimos modificaciones a nivel microcelular de los mismos, logrando una disminución importante del dolor en la zona inervada.
Este tipo de radiofrecuencia se puede utilizar tanto en nervios sensitivo-motores como en nervios sensitivos.

 

La técnica en manos expertas y siguiendo consejos de seguridad, tiene pocos efectos secundarios. El procedimiento ha de practicarse en un quirófano para mantener la asepsia, y con la seguridad de una visión exacta de la zona que se introduce la cánula.

 

Al ser una técnica física, existen los efectos derivados de las molestias de la infiltración que son mínimas por la anestesia local y la sedación.