Sonia Molina

Sonia Molina-Prados (Manzanares, 1993) puede considerarse como una de las mujeres más rápidas de España. Sus registros y logros así lo corroboran. Esta velocista ciudadrealeña ha logrado estar hasta cuatro veces en el pódium absoluto nacional de los 200 metros (2014, 2016, 2019, 2020). Además ha conseguido brillar en numerosos campeonatos de velocidad en categorías inferiores. Todo ello le ha permitido ser en varias ocasiones integrante del equipo español de relevos.

Sonia ha sabido aprovechar desde muy pequeña ese don que le otorgó la naturaleza. Y es que precisamente dio sus primeros pasos en el atletismo en plena naturaleza, en el campo. Su esfuerzo y su tesón desde joven la han colocado entre las grandes referencias de la velocidad española. Asimismo, ha logrado que el apellido Molina-Prados trascienda más allá del baloncesto: sus dos hermanas juegan a este deporte al alto nivel. Una muestra más de la magnitud de esta deportista. Con Sonia charlamos sobre su trayectoria, sus inicios en el mundo del atletismo, su paso a los 100 metros y otros muchos temas.

-salud+deporte: Para quien no le conozca, ¿cómo podemos definir a Sonia Molina-Prados?

-Sonia Molina-Prados: Soy una friki del deporte. Al final me decanté más por el atletismo porque siempre ha sido como mi gran pasión, pero sigo y me intereso por casi todos los deportes. Mi otra gran pasión es la docencia. Hice magisterio y cuando acabe esta aventura deportiva quiero opositar y ejercer como profesora.

-¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del atletismo?

-Es curioso. Mi padre trabajaba como ganadero y los fines de semana nos íbamos casi siempre con él. Cuando estábamos allí y salía un conejo o una liebre, yo siempre corría detrás. Cuando mi padre ya estaba cansado de que me perdiera por el campo, le dijo a mi madre: ‘Vamos a apuntar a la niña a atletismo porque se pasa el día corriendo, le encanta y así al menos que esté en un sitio en el que la controlen’. Empecé con cinco años en la típica escuela deportiva de mi pueblo y con catorce-quince ya tenía claro que lo que quería hacer era velocidad. Poco a poco me las fui apañando ya que, como vengo de un pueblo bastante pequeño, no teníamos infraestructuras ni entrenador. Aunque tuve la ayuda de la Federación de Castilla-La Mancha, que me iba supervisando un poco los entrenamientos. Así hasta los 18, que ya encontré un entrenador y entré en lo que viene siendo el alto rendimiento.

-¿Desde siempre pensó dedicarse a este deporte o cuándo vio que era una posibilidad?

-Pues en torno a los 18 años, cuando me empecé a clasificar para campeonatos internacionales y ves que tu marca está entre las mejores del país y que, a pesar de no ser atleta absoluta, te puedes mantener en el pódium del Campeonato de España absoluto. Aunque es verdad que tengo que reconocer que dentro que me lo tomo como algo profesional, nunca llega a ser totalmente profesional porque nunca he estado solo entrenando. Siempre he estado trabajando a la vez. Y cuando era la época universitaria, pues trabajando, entrenando y estudiando.

-¿Es duro compaginar el trabajo, los estudios y su vida como atleta?

-Es bastante difícil, sobre todo en la época universitaria porque el atletismo, en general, no da dinero, no tenemos ayudas, no tenemos algo que nos respalde en nuestro día a día, para pagar estudios, viviendas… Casi siempre me he encargado, ya que mi formación es la enseñanza, a entrenar chicos. Y claro, intentaba a la mañana meter una parte de mi entrenamiento e ir a la universidad, por la tarde trabajar, volver a ir a la universidad y terminar los entrenamientos. La verdad es que tenía que hacer muchos malabares. Además, la época de exámenes suele coincidir con la época de competiciones. Y no todos los profesores se tomaban bien lo de tener que cambiar un examen porque tenía que ir a tal sitio.

-Ya ha mencionado que, en el futuro, le gustaría impartir clases. ¿Por qué se decantó por la carrera de Magisterio?

-Siempre me ha gustado mucho la docencia. Y es verdad que me gusta un poco relacionarla al deporte, a las vivencias y a lo que a mí me ha enseñado. Cuando tenía que decantarme por una carrera universitaria, dudaba si hacer Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) y dar clases en instituto, porque es verdad que yo quería dar clases, o quedarme en Magisterio. Pero me gustaba mucho el hecho de que con Magisterio, tú estás creando un poco a las próximas generaciones. Estás desarrollando y moldeando a los niños. Me parecía algo muy bonito.

-¿Cuál es su referente en el mundo del deporte?

-Cuando era pequeña siempre me fijaba mucho en Allyson Felix, que era la atleta que lo estaba ganando todo en aquella época. Y aquí en España siempre me fijé en Plácida Azahara Martínez, Sara Cano, en Belén Recio, gente que cuando yo tenía quince años estaban despuntando.

Tiene dos hermanas que juegan al baloncesto. ¿Son tan rápidas como usted o tienen otras cualidades?

-Ellas son rápidas para su deporte. Son muy rápidas de movimiento, de dribbling, son muy listas jugando. Pero es verdad que en mi familia nadie ha salido tan rápido.

-Vuestra casa debe ser un museo de trofeos…

– La verdad es que sí. Llama mucho la atención porque mis padres realmente nunca han sido deportistas pero siempre nos han apoyado mucho y nos han llevado a casi todo lo que hemos querido hacer. Al final Juana, una de mis hermanas, llegó a jugar en Euroliga en 2021 y Raquel, otra de mis hermanas, ha estado jugando en Granada en Liga Femenina 2. Al ser un nivel muy alto, siempre ha llamado mucho la atención el apellido Molinas-Prado y su relación con el deporte.

Atletismo

-Ha conseguido grandes resultados tanto en los 100 metros como en los 200 metros. Pero, ¿cuál diría que es su especialidad?

-Si esto me lo preguntas hace unos años, diría que indudablemente era una atleta de 200 metros. Soy bastante alta para el mundo del atletismo -mis hermanas se reirían al escuchar esto (risas)-, pero no he sido especialmente explosiva, no tenía buen inicio de carrera. Por eso el 100 se me quedaba un poco corto y optaba más por el 200. Pero es verdad que, al llegar a Granada, al ponerme a las órdenes de Manolo Jiménez, he aprendido muchas cosas nuevas, he ganado potencia, salida, y es cierto que si lo miras de manera objetiva, mis mejores resultados están en 100 metros. Creo que ahora mismo no me defino en ninguna de las dos pruebas. Me lo estoy pasando muy bien estos años decantándome un poco más por el 100 que por el 200 pero creo que todavía tiene que salir un resultado de 200 muy bueno.

-Con 16 años compite en sus primeros campeonatos de España en categoría absoluta. ¿Cómo recuerda esa experiencia?

-Fue una experiencia muy buena. Era una época en la que no tenía entrenador, iba con las nociones que yo había aprendido leyendo, viendo vídeos del atletismo y de la velocidad. Era otro mundo, como el niño que va a una tienda de chucherías. Y ya fue al año siguiente cuando yo llegué más preparada y empecé a competir de verdad. Ese primer campeonato era como un premio al trabajo que estábamos haciendo.

-También ha conseguido grandes éxitos en las carreras de relevos. ¿Es más fácil correr sola o por equipos?

-Es un estímulo totalmente distinto. En el atletismo hechas un poco en falta esa sensación de núcleo, de equipo, de estar arropado, de todo lo bueno lo haces por ti pero también por tus compañeros. Y creo que el relevo nos da un poco eso. A mí me gusta mucho cuando vamos de concentración con la selección o cuando vamos a algún campeonato porque siempre tienes esa sensación de familia, de estar trabajando para todos. Yo es verdad que tengo que reconocer que en un relevo me pongo mucho más nerviosa que en una carrera individual. Quizás por ese sentimiento de que las demás también dependen de ti. Pero además de ponerme más nerviosa, es algo muy divertido. Me gusta mucho.

-¿Cómo logra canalizar esos nervios y que no le afecten?

-Al final los vas trabajando un poco y te das cuenta de que el día que no están, no compites, no estás enchufada ni preparada para correr. Necesitas esos nervios para correr rápido. Pero estos últimos años los estoy intentando trabajar con visualizaciones con mi psicóloga y es un poco la que nos prepara para que esos nervios sean positivos y que no se conviertan en ansiedad, que es lo que te hace fallar. El tiempo y la experiencia también te ayudan mucho.

Entrenamiento

-¿Cómo es un día de entrenamiento suyo?

-Normalmente entrenamos a la mañana y suelen ser unos entrenamientos bastante divertidos. Es cierto que tenemos un grupo que ayuda a ello, que todos vamos a una. Aunque también te digo que, a las 11:30 son divertidos pero a las 12:00 te quieres morir (risas).

-¿Hay alguna parte del entrenamiento que no le guste?

-Diría que la menos divertida, por decirlo de alguna manera, es durante la pretemporada, cuando hay que hacer más repeticiones, series largas…. Aunque al día que le tenemos mucho miedo también puede ser a un entrenamiento láctico. Es como una relación amor-odio porque al final vas a buscar tu mejoría pero el dolor que te queda después hace que lo odies un poco.

-¿Cuál es la clave para ser una buena velocista?

-De primeras, nacer rápida. Y luego la técnica de carrera, la potencia y ser muy persistente. Por muy rápido que seas, el crono te va a delatar si no te esfuerzas todos los días. Este deporte no es como otros, en los que siendo bueno técnicamente puedes suplir carencias del entrenamiento.

-Supongo que, para llegar a su mejor momento, también debe cuidar otros aspectos como la alimentación y la recuperación…

-Eso es lo que siempre se llama el entrenamiento invisible. Si no comes bien en casa, si no descansas, si tu cabeza no está… Al final, por muy bien que hayas entrenado, estás cojo de una parte y no vas a correr igual o te vas a lesionar en un corto plazo.

-Las salidas forman una parte fundamental de su trabajo, ¿no?

-Es muy importante porque ahí se puede ir una décima de manera facilísima y, en carrera, recortar una décima es un mundo. Insistimos mucho en eso y se trabaja mucho.

-¿Cómo lleva el compaginar dos pruebas de velocidad como son los 100 y los 200 metros? ¿Le ha costado?

-Los entrenamientos son muy similares aunque es verdad que hay alguna variación, como en la salida, que alternamos entre curva y recta, las series nuestras son varios días un poco más largas, las recuperaciones más cortas… Se compaginan bien pero es verdad que tienes que trabajar mucho tu cabeza y tu forma de correr para no liarla.

-En 2019 llega un momento crucial en su carrera, que es el cambio de su lugar de entrenamiento a Granada. ¿Por qué decidió dar ese paso?

-La verdad es que había sido un año muy duro, a nivel personal y profesional. Tuve una lesión en invierno, mi entrenador por motivos de trabajo tampoco podía estar muy encima de nosotros… Se juntó un poco todo. Ya la ciudad -Ciudad Real- se me hacía pequeña, no terminaba de estar a gusto y quería probar cosas nuevas. Conocí a Manolo en una concentración de la selección española, que estaba con los chicos. Soy muy friki y los días que la gente tenía tarde libre yo me quedaba para ver cómo Manolo entrenaba a sus chicos. Y llegó un punto en el que dije: ‘Yo quiero entrenar así’. Y tuve la suerte de que mi hermana pequeña vivía en Granada, que era una ciudad que siempre me había gustado y me vine para acá. A día de hoy pienso que es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, tanto a nivel deportivo como a nivel personal.

-Se puede decir que Granada es, ahora mismo, una de las ciudades referentes del atletismo y de la velocidad…

-Exactamente. Se ha creado un núcleo de velocidad que es digno de ver. Y también hay otros atletas destacados, como María Pérez.

«El atletismo no es como

otros deportes en los que

siendo bueno técnicamente

puedes suplir carencias

del entrenamiento

Trayectoria

-De todos sus logros, ¿cuál es el que recuerda con más cariño?

-Creo que la primera vez que fui campeona de España (Oro en 200 metros en los Selecciones Autonómicas en edad escolar). Tenía 17 años, había empezado ese año con un entrenador nuevo y fue bastante especial. Era con la selección de Castilla-La Mancha, iba con mis compañeras de siempre, mi familia vino. Creo que ese es uno de los campeonatos a los que más cariño le tengo.

-Ha participado en varios campeonatos con la Selección Española. ¿Qué supone representar a España a nivel internacional?

-Para mí es un orgullo tremendo porque somos conscientes de lo difícil que es, sobre todo en el mundo del atletismo. No solo tienes que ganar a los mejores de tu país sino que también tienes que cumplir los requisitos que te exige la Federación Internacional. Es un orgullo tremendo y al final que haya gente detrás siguiéndote por el hecho de representar al país pues siempre es muy bonito.

-¿Ha sufrido alguna lesión durante su carrera?

-Muy muy grave, no. He tenido varias importantes, algún aviso de rotura del tendón de Aquiles, lesiones en varios tendones y roturas musculares en momentos clave. Sin ir más lejos, en 2021, me rompí el gemelo en el calentamiento del Campeonato de España. En 2020, cuando me faltaban siete días para llegar al Campeonato de España, me rompí los isquiotibiales.

-¡Cómo sois los deportistas! Porque algunas de esas lesiones si suenan a importantes…

-Sí, es cierto. He tenido un par que los fisioterapeutas y los médicos me han dicho que tuviera cuidado. Por ejemplo, la de los isquiotibiales fue de 3,8 centímetros. El fisioterapeuta que tenía en ese momento me dijo que si hubiera sido un poco más ancha tenía que operarme porque, al ser tan grande, no cicatrizaba sola.

-¿Ha llegado a competir con dolor?

-Sí. De hecho, hace dos años -2020-, conseguí que me quitaran un dolor que tenía en la inserción de los isquiotibiales con el glúteo. Me tiré cinco años conviviendo cada día con el dolor. En las épocas más agudas tenía que medicarme todos los días para poder entrenar o hacer vida normal. Tras muchas sesiones de EPI (Electrólisis percutánea intratisular) conseguí quitármelo.

-Siempre se dice que en el apartado mental está una de las claves para ser un atleta de élite. ¿Es así en su caso?

-Yo soy una persona bastante cabezona y todo lo que no pueda hacer porque mis capacidades no den, lo tiene que complementar la cabeza. Aunque no esté ese día, aunque me duela todo, no pueda más, sé que tengo que hacerlo y voy a tirar con ello.

Futuro

-¿Cuál es su objetivo o sueño en el mundo del atletismo?

-Mi sueño, como el de casi cualquier deportista, es correr en unas olimpiadas. En 2021 nos quedamos a las puertas. Y aún quedan unos buenos años en los que se puede intentar. ¿Por qué no París? Creo que ese es el gran sueño.

-¿Qué consejo le daría a una persona que se esté iniciando en este mundo?

-Que trabaje duro y que disfrute mucho, porque en este deporte se disfruta aunque realmente te tiene que apasionar.

-¿Diría que es fácil o difícil ser una atleta de élite?

-Es muy difícil. El atletismo te va a dar muchas más amarguras o dificultades que grandes momentos pero es verdad que los grandes momentos valen por diez. Nunca le diría a la gente que no practique este deporte porque a mí me ha formado como persona y me ha dado muchísimo de lo bueno que tengo en mi vida. Diría que todo deportista de alto rendimiento tiene con su deporte una relación de amor-odio continua.